CELEBREMOS LA BICICLETA A LO GRANDE

Ahora que llega de nuevo la semana de la movilidad europea a Salamanca contemplamos el programa con cierta vergüenza ajena.  Como ya hemos dicho anteriormente nos decepciona la escasa valentía en las propuestas de la programación que en torno a la bicicleta se presentan este y otros años. 

Una de las actividades que vemos con lamento son los paseos en bicicleta. Todos ellos centrados en la actual red de itinerarios ciclistas y este año -además- restringidos a 25 personas. Se trata sin duda alguna de aglutinar a un pequeño número de personas selectas contando con que los itinerarios ciclistas son los que son y que tienen las posibilidades que tienen. ¿qué miedo hay a que sean más ciclistas? ¿por qué no son paseos por la calzada como en muchas otras ciudades de nuestros país? Una vez más asistimos sin pudor a una programación y sobre todo a un enfoque de la semana de la movilidad sesgado y de talante mediocre. Salamancaenbici optaría por una celebración multitudinaria en fin de semana y abarcando las posibilidades que nos brindan las grandes y sobre dimensionadas avenidas y calles de nuestra ciudad.  Un acto multitudinario ofrecería mayor respaldo a las políticas locales de movilidad y así podrían participar mayores y pequeños, neófitos y experimentados ciclistas... De esta otra manera, un grupo escogido de 25 ciclistas recorrerán sin gloria ni pena el circuito que a modo de jaula zoológica parece la meca de las aspiraciones ciclistas de la ciudadanía: recorrer los veintitantos kilómetros de itinerarios segregados de la ciudad en bicicleta. ¿dónde se queda la capacidad educativa que brinda un paseo en bicicleta por la ciudad compartiendo los mismos conflictos viales que siguen sin resolverse para el transporte motorizado? ¿para qué sirven las bicicletas en la calzada si no es para cambiar la percepción de los conductores? ¡más cuando se hace de forma corporativa!

Las rutas en bicicleta deben de ser multitudinarias en esta hasta ahora semana de la inmovilidad. Precisamente para que dejen de  ser lo que son: un mero trámite para aderezar políticas en favor de los transportes sostenibles muy tímidas e incapaces de replantear y ni siquiera cuestionar el actual modelo de ciudad. Si lo conocemos estupendamente: la timidez en las actividades responde a un miedo visceral a cortar calles y que en el camino se pierdan votos. Los grandes lobbies de esta ciudad como la hostelería y la restauración (y los taxistas también) !ponen el grito en el cielo cuando se cierran calles! Gobernados los unos gobernados todos los demás....

Los ciclopaseos multitudinarios de muchas otras ciudades del mundo son uno de los eventos de masa que mejor están ayudando a respaldar las políticas locales de movilidad. Que complementan las infraestructuras pero que también ayudan a construir una sociedad  cada vez más preocupada por los conflictos viales.  Los ciclopaseos durante los fines de semana ayudan a que las mujeres que no montan en bici desde la juventud lo vuelvan a hacer y a que los niños -desde la más tierna infancia- respiren la cultura de la bicicleta y aprendan a ser en el futuro independientes en sus desplazamientos.  También contribuyen a que los mayores entiendan de una vez por todas que la bicicleta tiene un papel que desempeñar en la historia cotidiana de sus vidas y de sus familias.  Así y con todo, lo mejor de todo es que se realizan en un ambiente festivo, sin malos humos y con el respaldo verdadero de un municipio  valiente y convencido de la apuesta.

Por eso, reiteramos desde aquí que los paseos simbólicos son lo que son: simbólicos. Vamos a dar un paso más y celebrar entre todos la bicicleta a lo grande.