La lectura de
la prensa salmantina arroja noticias que nos sacuden de cuando en vez como si
de una bofetada inesperada se tratase.
Una de las más recientes, más allá de las propias de las fechas que
atravesamos, es la respuesta contundente de los vecinos y vecinas del barrio
del Oeste en relación a la posible peatonalización de la calle Wences Moreno. Según la noticia, han sido unas 700 personas
las que, junto a comerciantes de la calle implicada, firman un manifiesto en
contra de la supuesta transformación hacia una calle pacificada y dedicada al
paseo, las compras con los pequeños, al juego o la conversación tranquila en
torno a una mesa.
No hace falta
haber leído ni la mitad de los textos de esta página para deducir cuál podría
ser nuestra posición frente a tan asombroso devenir ciudadano. Como si de un ejercicio de ventriloquía se
tratase, y acordándonos por su puesto del Señor Wences y su extraordinaria
habilidad para hablar sin parecerlo, los salmantinos seguimos hablando en otro
lenguaje más propio de otras épocas en las que el coche tenía siempre el
beneplácito. Dicho de otra manera,
poniendo en boca del personaje “ventrilocado”, es decir, el coche, la voz de un
equívoco aún dominante: vamos a comprar al centro de Salamanca en coche….¡ERROR!
Pero desde
salamancaenbici nos preguntamos cuáles son los verdaderos motivos que llevan a
tantas personas a firmar en contra de una transformación que, asombrosamente,
en tantos otros puntos de la ciudad ha dado tan buenos resultados. Nos referiremos exclusivamente a los
económicos, obviando no por corazón sino por simplificación, la salud pública,
la seguridad, la amabilidad urbana, el desarrollo y la independencia de los más
pequeños, la movilidad sostenible o el inconmensurable placer a disfrutar de
una ciudad sin coches. La creciente
actividad comercial en la calle Toro, la calle Zamora o en la Rúa Mayor,
parecerían ejemplos y hechos suficientes como para convencerse de los
beneficios de espantar al coche. Sin embargo,
no son motivos sustanciales para estos salmantinos adheridos al
manifiesto. Ello nos obliga tal vez a
alegar más argumentos a favor de una medida que salvo en contadas ocasiones, ha
repercutido de forma muy generosa en las estructuras comerciales de las
ciudades españolas, europeas y, en general, de todas las ciudades del globo,
grandes y pequeñas.
Recogiendo un pequeño
halo de luz en tal desaliño social, Inmaculada
Cid, la actual presidenta de la asociación de vecinos ZOES comenta que tal
reconversión debería estar precedida de un estudio que evidenciara y analizara los
posibles cambios y efectos para los negocios asentados en esta zona. Sin duda, una declaración que pone de manifiesto una
de la lacras en este país en torno a los planes de movilidad sostenible y, en definitiva,
a cualquier plan. Estamos desbordados
por la ingente información técnica y divulgativa que nos llega de otros países
europeos en la que se muestran una y otra vez, resultados sobre encuestas,
estudios, sondeos, presentaciones, etc. sobre aspectos de percepción,
tendencias, hábitos, comportamientos, tanto en el ámbito cuantitativo como
cualitativo. Algunos de esos estudios, referenciados
en ocasiones anteriores en nuestra página, demuestran sin lugar a dudas la
relación inversa entre el tráfico y la actividad comercial en entramados urbanos
muy parecidos al barrio del Oeste. Otros,
convergen en la idea de que los comerciantes están muy equivocados sobre qué
medios de transporte utilizan sus clientes. Todos caminan hacia una misma
dirección: la actividad comercial de
pequeña y mediana escala se fundamenta en el hecho peatonal. La gestión inteligente y segregación de espacios de
uso preferentemente peatonal son garantía del sustento del comercio de tienda a
tienda, de puerta a puerta, del que obvia el coche por motivos de tiempo, de
gasto en gasolina o por comodidad o cercanía.
El pequeño comercio es de cercanía y por lo tanto no requiere del coche. Eso sí, precisa de buenas rutas peatonales, de itinerarios y facilidades para el que
camina, para el que pedalea, incluso para el que deambula sin más. Esa sería incluso una
buena definición para el comercio que se da actualmente en la calle Wences
Moreno.
Nuestra propuesta a los 700 implicados y al hilo de lo que hemos comentado sería establecer un sí a la peatonalización
pero con condiciones:
1. Realizar una encuesta a comerciantes y
clientes sobre cuál es el medio de transporte utilizado durante las compras. Primero, según la percepción de los comerciantes,
y segundo, atendiendo a la realidad de la clientela. Apostamos un mea culpa público a que los primeros se equivocan en los
porcentajes que defenderían al cliente en coche en lugar del cliente-peatón.
2. Creación de una buena plataforma peatonal
elevada que cruce directamente la Avda. Alemania desde la misma esquina de
la calle Crespo Rascón (y no desde la fuente) y una semaforización más lenta para peatones en la calle Álvaro Gil. Tal vez algún que otro cambio en la iluminación de la calle podría crear también un efecto llamada.
3. Para ir rematando
la jugada, reinvidicaríamos por favor una Plaza
del Oeste sin coches, al menos por una de sus orillas, y así evitar la
función de rotonda que tiene actualmente.
4. La
designación de una marca para este nuevo espacio peatonal de ocio y comercial
es una buena idea que redundaría en el nuevo contexto urbano.
Por último, hemos de dar un aviso no obstante a los comerciantes salmantinos. Los hábitos de consumo cambian cada vez más rápido y por eso hacemos un llamamiento a todos ellos para que hagan todos los esfuerzos posibles para adaptarse en la medida de los posible a la realidad actual, transformando sus modos de venta y exposición, atención o marketing. Cabe destacar que, tras una consulta en google maps, tan solo aparecen etiquetados 4 comercios en toda la calle Wences Moreno. Los viejos esquemas de venta, además de lastrar manifiestos como este, también avecinan derrotas comerciales como consecuencia de la no renovación de su genuina idiosincrasia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Salamancaenbici es un espacio abierto en torno a las dos ruedas y a la ciudad. Una ciudad con más bicis es más ciudad.