La industria automovilística estadounidense hizo campaña en
contra de la sangría que supuso el aumento de coches a principios del siglo 20
a través de la televisión, del acuñamiento del término "jaywalker” (peatón
imprudente) y creando la figura de los vigilantes de la seguridad escolar
(school safety patrols).
Un cartel anti-jaywalking de 1937 como parte del Proyecto de Arte Federal de los Estados Unidos WPA. Wikimedia Commons. |
Los conductores de la actualidad pueden sentirse asustados igualmente por ver los primeros coches de conducción automatizada (sin conductor) que ya están apareciendo en nuestras calles. Pero esta nueva etapa podría resultar mucho menos perjudicial y sangrienta que la batalla del automóvil del siglo 20 para empujar los peatones fuera de las calles de Estados Unidos.
El cambio en la opinión pública norteamericana, de pensar
que los coches eran vehículos tremendamente peligrosos a finalmente tener una
"historia de amor con el automóvil", no fue un accidente. Refleja sin embargo un esfuerzo serio y
programado por la industria del automóvil para cambiar la psicología de las
personas. Los automóviles tenían que ganar la batalla a los corazones y las
mentes del ciudadano norteamericano antes de que pudieran invadir las calles
donde la gente tradicionalmente se desenvolvía sin peligros.
"Ese no es el orden natural de las cosas, eso es el
resultado de una lucha real", dice Peter Norton, un historiador de la
tecnología en la Universidad de Virginia.
"Esa lucha puede tener analogías con lo que nos enfrentamos en el
futuro: los vehículos que circulan de forma automatizada."
Una diferencia clave entre las dos épocas de transición
puede llegar a ser una gran bendición -el auge de los coches autónomos podría
aumentar la seguridad vial y eliminar cada año miles de muertes innecesarias en los EE.UU.- Pero este escenario
futurista y pendiente de comprobar contrasta con la sangría que supuso la aparición del automóvil a
principios del siglo 20.
Un comienzo sangriento:
Los corazones y las mentes americanas no cambiaron
fácilmente cuando aparecieron los coches por primera vez. Los peatones llenaban
las calles de las ciudades y pueblos de Estados Unidos a principios del siglo
20, caminando con normalidad al lado de carros y carruajes tirados por
caballos. Contrariamente a la sensibilidad moderna, los padres y madres
pensaron que era perfectamente normal que sus niños siguieran jugando en las
calles.
"Si un peatón caminaba por una calle y tal vez una
rueda de carro le pisaba el pie, la ley estaba de su lado", dice Norton.
"Los jueces determinaban que era el lugar natural del peatón y que si
usted está operando un vehículo pesado, es tu culpa."
Los accidentes de tráfico provocaron lesiones y muertes
entre los peatones y una fuerte reacción pública contra los automóviles, dice
Norton. De hecho, "hay muchos periódicos
de la época donde era habitual encontrar caricaturas que mostraban coches en
marcha pisando niños con sus ruedas".
La gente incluso apoyó una ley de 1923 que requería que
todos los coches en la ciudad de Cincinnati tuvieran un mecanismo de limitación
de la velocidad a no más de 25 mph, pero los fabricantes de automóviles
reunieron apoyos suficientes para derrotarlo.
Manhattan’s Hester Street, on the Lower East Side, in 1914. (Maurice Branger/Roger Viollet/Getty Images) |
El Romance de Estados Unidos con el automóvil:
La industria del automóvil, finalmente comenzó librando una
campaña psicológica para que los peatones salieran de las calles. En primer
lugar, inventó el término "cruzar la calle imprudentemente" (del
inglés jaybird: arrendajo, en referencia a una idea de pájaro idiota) para
burlarse de los peatones que caminaban aún por la calle “atrapados” en el
pasado.
En segundo lugar, las escuelas ayudaron a formar a las
nuevas generaciones de niños para evitar que caminaran por las calles al mismo
tiempo que American Automobile Association (AAA) se convirtió en el principal
proveedor de los diseños curriculares de seguridad vial en las escuelas de
Estados Unidos en la década de 1920. La AAA también extendió la iniciativa de
las patrullas de seguridad de la escuela para ayudar a mantener a los niños
fuera de la calle.
La popular frase "historia de amor de los Estados
Unidos con el automóvil" finalmente llegó en un programa de televisión
llamado "Merrily We Roll Along" como parte de la serie semanal de la
empresa DuPont en 1961 –por cierto- un momento en el que DuPont poseía un gran
porcentaje de acciones de General Motors. El comediante y actor estadounidense
"Groucho" Marx usó la frase en su narración del espectáculo hasta que
terminó por meterese en la mente de las personas.
"Los primeros coches de conducción automatizada comerciales
pueden heredar un mundo ya construido para automóviles, pero todavía necesitan
saber cómo compartir el camino con los demás conductores, ciclistas y peatones",
dice Peter Stone, director del Grupo de Investigación de Agentes de Aprendizaje
de la Universidad de Texas. Su grupo ha puesto a prueba su propio coche sin
conductor junto a simulaciones para ver cómo resolver estas cuestiones.
"Yo personalmente voy a menudo en bicicleta al trabajo,
así que definitivamente no estoy interesado en la creación de un sistema en el
que sea factible tener bicicletas en la carretera", dice Stone.
"todavía tenemos señales de tráfico, por lo que no es demasiado difícil
para los ciclistas acercarse a las intersecciones y tener tiempo suficiente
para cruzar y circular de manera segura."
Las calles más seguras parecen una victoria para todos. Pero
Norton advierte que los coches sin conductor también pueden cegar a las
personas para usar el transporte público o posibles soluciones alternativas
para los pueblos y ciudades donde habitualmente se camina, especialmente en un
mundo lleno de los crecientes costos de los combustibles fósiles, las emisiones
de carbono que contribuyen al cambio climático y la expansión urbana.
"Heredamos el modelo mental de llegar a todas partes
solos en un coche y lo hemos adoptado tan plenamente que estamos imaginando el
futuro de esa manera", dice Norton. "Pero la historia de los
automóviles nos muestra en realidad que los modelos mentales pueden cambiar. Si
podemos cambiar nuestro modelo mental del transporte, ¿por qué no cambiar el
futuro?".
By Jeremy Hsu, InnovationNewsDaily on May 24, 201
Título original:
(traducción de www.salamancaenbici.com)
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