Desde el último comunicado de El Grupo de Liberación de
Bicicleta de Garaje, Trastero y Balcón, todos los días, Daniel se levantaba con
la clara intención de sacar por fin su Bici del balcón (“liberarla”) e ir con
ella a trabajar. Pero al final… Después, por la tarde, pensaba en cogerla para
ir a dar un paseo. Pero al final…
El caso es que sin saber muy bien cómo, los días iban
pasando y Daniel no sacaba su Bicicleta del balcón. Así que, cada día, al
llegar a casa, esperaba encontrarse con un nuevo comunicado oficial de El Grupo
de Liberación de Bicicleta de Garaje, Trastero y Balcón, y eso le hacía
sentirse doblemente mal. Mal, porque sentía que de alguna forma, les estaba
fallando (tenía que reconocer que, aunque fueran un poquitín bandarras, aquella
gente le caía bien). Y mal, porque ¡qué leche! la verdad era que si se había
traído la Bici del pueblo era precisamente para usarla, no para dejarla
arrinconada en el balcón!
Cuatro, cinco, seis…
fueron pasando los días y nada. Ningún comunicado oficial. Ninguna carta por
debajo de la puerta. Ninguna otra forma de comunicación. Nada. ¿Se habían
olvidado de él? ¿No iban a insistirle más? … ¡ya!, seguro….
El séptimo día, empezaron a ocurrirle cosas. Era sábado. A
primera hora fue a comprar al supermercado, y durante todo el rato que estuvo
allí ¡la única canción que sonó por megafonía fue la banda sonora de “E.T., El
extraterrestre”! Y por la tarde, más canciones. Como si la calle tuviera hilo
musical, mientras iba andando a hacer unos recados, ¡¡cada cierto tiempo
escuchaba por ahí la música de “Verano azul”!!
Antes de subir a casa, una sorpresa le esperaba en el buzón.
Estaba hasta arriba. Lleno a reventar. Lleno de pegatinas de todos los tamaños
y colores con eslóganes para poner en la Bici (obviamente). “Yo cuido al
planeta, voy en Bicicleta” “Tiran más dos ruedas que dos carretas”, “Alegría
entre las piernas”… Lleno de mapas con el carril Bici de la ciudad. Y lleno de
papelitos con direcciones de tiendas de bicicletas, de talleres, de
asociaciones relacionadas con la Bicicleta….
Entró en casa. En el suelo de la entrada, en vez de un
comunicado de El Grupo de Liberación de Bicicleta de Garaje, Trastero y Balcón,
lo que había era un cartel en el que ponía “HOY ME SIENTO LIBRE”. ¿Libre?
Daniel se asustó de repente. ¡¡¡Mi Bici!!!! Pensó sobresaltado. Salió a toda
prisa al balcón. Por fortuna, su Bici seguía allí, donde siempre, inalterable.
Eso sí, rodeada de millones de aviones de papel. Cogió uno: “Sácame a pasear,
te va a gustar”. Otro: “Sácame a pasear, te va a gustar” y otro: “Sácame a…”
¡¡¡Todos igual!!!
¡Está bien, está bien! dijo a voz en grito como si alguien
le fuera a escuchar desde la calle, Se acabó, ¡¡¡la libero!!! Cogió un pañuelo
rojo que tenía por casa, lo ató a la barandilla del balcón, y sin preocuparse
de nada más, agarró su Bici, bajó a la calle, y empezó a rodar. Sin dirección.
Sin propósito. Libre.
La Mujer del Tiempo
(para Daniel P.)
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