En el frenesí de obras municipales cercanas a las elecciones
municipales, hay algunas que encuentran contestación social en diferente grado.
La última es el aparcamiento subterráneo para residentes en el Parque de
Garrido, uno de los escasos espacios verdes en el interior del barrio de
Garrido. Es llamativo el gusto municipal por destruir zonas verdes, y con
sombra (si se cuida el arbolado y no se deja languidecer, claro) aunque no
parece que la ciudadanía en general se inquiete mucho por esto. Seguramente en
el subconsciente salmantino se mantiene la idea de que son espacios perdidos
que debería convertirse en viviendas, sí esas que están vacías en una cantidad
notable pero que tienen un precio prohibitivo, cosas del mercado. Cortar una
avenida durante un año para construir un aparcamiento parece ser poco menos que
un delito.
Garrido es uno de esos espacios de la ciudad que necesitan una
actualización, una rehabilitación. Nació al calor del desarrollismo español,
basado en la industria automovilística aunque a nadie se le ocurriera pensar en
ello al no dotar de garajes a las nuevas viviendas, cuando no se demandaban
equipamientos. Lógicamente pensar en zonas verdes era perder espacio. Con el
paso del tiempo el barrio se ha quedado anticuado, cada vez menos atractivo
para las necesidades actuales.
En una ciudad que pierde población, y en la que
muchos barrios, algunos muy céntricos, se despueblan lentamente y envejecen, lo
más adecuado sería promover su rehabilitación, mejorando la calidad de su
vivienda, dotarlos con los equipamientos necesarios, o aprovechando mejor los
existentes pero que el despoblamiento va infrautilizando (y evitar crear nuevos
barrios, más lejanos, que necesitan equipamientos que ya tenemos en otros
sitios).
Justamente en esa clave debería repensarse el barrio de Garrido. Según
el Plan de Movilidad la ocupación de la calle por las noches es de las mayores
de la ciudad, por lo que se justifica crear aparcamiento para residentes.
Generar un plan de rehabilitación del barrio, con amplia participación e
implicación social, debería ser la solución ideal. En él se debería incluir
criterios para crear aparcamiento que permita liberar espacios públicos, y no
destruirlos, incluso recuperar espacios llenos de coches que ayuden a mejorar
la calidad de vida. Y hay que resolver con imaginación el problema de su coste
desde la perspectiva del beneficio social y no del privado. Se está demasiado
acostumbrado a que aparcar sea gratis, y ello no puede seguir así, pero no todo
el mundo está en condiciones de pagar los precios de la iniciativa privada (sea
venta o sea alquiler). Recuperar la calle para la mayoría de la gente: los
niños y jóvenes, los mayores, las mujeres (ya que los hombres adultos parecen
no quererlo).
Animo a los ciudadanos que no están a favor de construir ese
aparcamiento en el Parque de Garrido, a que sigan con su lucha y empujen al
resto a buscar soluciones más adecuadas para todos. Estoy con ellos que hay
ubicaciones mejores: avenida de Federico Anaya, Alfonso IX. Los Cipreses, etc.
Convertir el barrio de Garrido en un espacio a la medida del ser humano y no de
la máquina creo que es beneficioso para todos.
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