Término en inglés que podríamos traducir al español en forma de anglicismo como
“caminabilidad”. (del inglés to walk: caminar y ability: habilidad)
Walkability es una palabra que hace referencia a la amabilidad y confort de un
determinado espacio para caminar. Entendiendo
que, para caminar, también es necesario contar con unas mínimas condiciones de
seguridad, entretenimiento, interrelación, habitabilidad o calidad. Hasta ahora se utilizaba pedestrian friendly, pero la nueva forma incorpora factores de muy
diversa consideración tanto de carácter objetivo como subjetivo. De hecho, es un vocablo en auge en los
ámbitos del estudio, el diseño y la planificación urbana.
Para averiguar el índice
de caminabilidad intervienen factores
como el ancho de las aceras, la accesibilidad de las mismas y de los edificios
adyacentes, la densidad y características de viandantes y comercios, la densidad, velocidad y características del
tráfico motorizado, la orientación y anchura de las calles, la presencia o no de
vegetación, las características del mobiliario público, el volumen de los
edificios, las texturas de los materiales, las preferencias de circulación, etc.
El aumento de la caminabilidad no solo tiene beneficios
en la salud pública (índices de masa corporal, estrés o felicidad) sino que
también pretende influir en la edificación, interacción y diversidad social (Jacobs,
J. 1961), marginalidad o criminalidad o tiempos de desplazamiento. Todo ello, se configura como una oportunidad
para mejorar la calidad urbana bajo los preceptos de la equidad e igualdad,
generando espacios beneficiosos para el desarrollo social, la reducción de
gases de efecto invernadero, la eficiencia en el uso del suelo o la educación. La ciudad de los niños o el camino escolar podrían
considerarse como una avance en esa dirección.
Tras más de una
década con calles peatonales en Salamanca, comprobamos que los más altos índices
de caminabilidad están vinculados a aquellas áreas peatonalizadas (accesibles y
amables), con comercios de todo tipo en los que entrar y salir, interactuando
con una disparidad de gentes sin igual, vitaliza las calles. También en algunos de los barrios ocurre lo mismo aunque siempre -y curiosamente- en torno a plazas donde hay espacio para que los más pequeños jueguen sin riesgo.
Pongamos un
ejemplo. Existe una relación directa entre
el número de comercios en funcionamiento y el tráfico de coches. Así
al menos es como se ve en el siguiente gráfico fruto de un estudio realizado en la ciudad de Leicester (UK).
Traffic empties shops: comercios vacíos como consecuencia del tráfico.
Percentage of shops vacant in selected Leicester streets: porcentaje de comercios vacíos en algunas calles de Leicester.
Traffic level (vehicules per day passing shop premises): Nivel de tráfico (vehículos al día que pasan locales comerciales)
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