PLANTEMOS ÁRBOLES Y REGUÉMOSLOS

Ahora que comienza a descongelarse poco a poco el parón que en todos los órdenes hemos padecido desde la mitad del mes de marzo nos replanteamos un sinfín de cuestiones antes  impensables.  Desde el estado de la sanidad pública hasta nuestra significación planetaria pasando por el papel que deben cumplir las ciudades como hogar común del más del 50% de la población mundial.  Y no es menor el reto de las ciudades.  Desde las grandes hasta las más pequeñas, todas ellas deberían recoger una buena parte de las inquietudes que muchos ciudadanos han manifestado no solo ahora sino con anterioridad a la crisis del Coronavirus.  Salamanca no es ajena a esta nueva encrucijada en la que se ha puesto de manifiesto la necesidad de contar con espacios para el paseo, el juego o la práctica deportiva.  La naturaleza se nos presenta –una vez más- como un recurso sanador y capaz de mitigar el confinamiento.  Una medicina al alza, sobre todo teniendo en cuenta que sus desequilibrios y afecciones son la causa de la propagación de virus entre animales y seres humanos.
 
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El patio de un colegio público en el seno de la ciudad belga de Gante. (Foto: Salamancaenbici)
En Salamanca no hemos escuchado aún declaraciones al respecto.  En otras ciudades se abren (si, se abren) calles para las personas, es decir, se blindan frente a los coches.  Paris reinventa espacios, Londres limita aún más el motor de combustión, Copenhaguen, Bruselas, Lille...  Pero más cerca, en Valladolid, se prepara para grandes cambios o también Barcelona que ya había iniciado pasos hacia una desescalada pero del coche.  De Madrid mejor ni hablar…


Lo que está claro es que ya no solo se trata de seguir ampliando el carril bici sin obtener resultados análogos en el incremento de ciclistas.  Una buena prueba de ello la vemos en el carril bici que une el polígono de los Villares con Salamanca desolado las 24 horas del día.   Tampoco se trata de seguir ampliando las bases de Salenbici y menos aún llamar a todo ello “movilidad sostenible”.  La movilidad sostenible es un derecho a desplazarse en una ciudad en igualdad de condiciones entre diferentes medios.  En Salamanca bien sabemos que no es así.  Por poner varios ejemplos, Salenbici no está operativo por la noche. Otro. Si quisiéramos atravesar la ciudad de Norte a Sur por un carril bici sería posible solo -y solo si- rodeáramos la ciudad… convirtiendo el desplazamiento en ineficaz.


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Un paso de peatones pintado de colores. 


No basta con todo ello. Y es por una sencilla razón.  Todos los esfuerzos por la “movilidad sostenible” no han favorecido el uso del autobús o la bicicleta en detrimento del uso del coche.  Es un fracaso hasta la fecha.  ¡Admitámoslo! Ahora más que nunca, con el bus sujeto a medidas drásticas, la bicicleta se nos presenta como un medio ideal para conquistar la ciudad. Es sin duda una de las soluciones. Pero ello pasa por acompañar a la bici poniendo en marcha medidas de reorganización y remodelación de la gran red de tuberías de la ciudad: sus calles y avenidas.  ¡A dónde van a parar las calles con 3, 4 y 5 carriles!  Ahora más que nunca que parece que las terrazas colonizarán definitivamente las calles, pensemos también en las personas que transitan, juegan, charlan, descansan…
 
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Sentarse a dialogar y tomar decisiones es una de las claves. (Foto: Salamancanbici)

Plantemos árboles, reguémoslos, plantemos flores, blindemos las calles para las personas con unos buenos maceteros (ye llegará el momento de hacer la obra definitiva), abramos carriles bici provicionales, demos preferencia al bus con marcas viales, pintemos los pavimentos de todos los colores para reinventar el asfalto, rebajemos las aceras, regulemos semáforos de forma inteligente, quitemos algunos, limitemos la velocidad de los coches, ¡calmemos la ciudad!  Lo podemos hacer entre todos, es fácil.

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Salamancaenbici es un espacio abierto en torno a las dos ruedas y a la ciudad. Una ciudad con más bicis es más ciudad.