En diciembre de 2001, algunas de las 350 bicicletas vacías que Fernando Traverso había comenzado a pintar meses atrás por las paredes de Rosario, empezaron a dejar de estar vacías. La gente las fue llenando de Claudio Lepratti “Pocho”. Las fue llenando de “El ángel en bicicleta”.
Claudio Lepratti “Pocho”, era ángel por estar todo el día afanado en buscar ayudas y recursos para las familias más necesitadas de uno de los barrios más humildes de la ciudad. Y era en bicicleta porque fuera donde fuera, él siempre iba rodando. Daba igual que hiciera calor, frío o lloviera a cantaros, él iba rodando, poco a poco, pero sin dejar de ir, porque la pedalada constante es la que hace recorrer grandes distancias.
En diciembre de 2001, mientras repartía comidas en un pequeño comedor escolar comenzó a escucharse un fuerte estruendo. Un grupo de policías desalmados descargaban sus armas contra el interior del colegio. “Pocho”, desesperado e impotente, comenzó a gritarles que no disparasen, que allí no había más que niños comiendo. Una bala lo dejó sin vida.
Su barrio enloqueció, No podía admitir tal injusticia. Y se negaba a tolerar que “Pocho”, dejara de ir. Quizás por eso, cuando la gente se encontró con las bicicletas vacías de Fernando, las fue llenando, casi sin pretenderlo, de “El ángel en bicicleta”. Para que nunca dejara de ir.
La mujer del tiempo
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