3 MEDIDAS PROCICLISTAS FÁCILES DE HACER Y CON MUCHA RENTABILIDAD POLÍTICA

Que el asociacionismo trabaje desinteresadamente es un aspecto inherente a una sociedad cada vez más preocupada por asistir a la mejora de las condiciones sociales y culturales de un país.  Al mismo tiempo, su trabajo nos muestra los "huecos" que, con más o menos desidia, dejan sin cubrir las administraciones y que una atenta y madura ciudadanía se encarga de detectar, poner de relieve y, en algunos casos, solucionar.  En esta ciudad el asociacionismo adquiere pautas muy variopintas según el ámbito en el que nos movamos y, aunque no lo vamos a discutir en este espacio, queremos subrayar algunas líneas al respecto. 

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Aspecto de un itinerario ciclista con el icono de la bicicleta. Nótese el repintado del icono de la derecha. Síntoma inequívoco de que detrás hay una implicación institucional por el mantenimiento de este tipo de infraestructuras y transporte.


Por su puesto, el asociacionismo juvenil salmantino no existe desde hace años ya que despareció con la institucionalización de la "inquietud" y "razón contestataria" de los jóvenes salmantinos gracias a la creación del Espacio Joven, a excepción tal vez, del movimiento juvenil religioso. Otras, de ámbito sanitario y de acompañamiento son, sin duda alguna, las mejor respaldadas y las que, afortunadamente, están mediando y mejorando los ámbitos a los cuáles se dedican.  Tienen además siempre el beneplácito de los media y pesa siempre más la caridad sin cuestionamientos de base que la solidaridad entendida desde la justicia social, la política o la necesidad de una transformación social. Un ejemplo: se realizan eventos solidarios regularmente en esta ciudad con el respaldo incondicional de las instituciones locales pero no se cuestiona el deteriorado modelo de ayudas o compromiso social y sanitario. 

En relación a las asociaciones de corte ambiental, profundamente estigmatizadas en esta ciudad,  siendo tal vez de las más afectadas por un pensamiento de rechazo a su lucha con respecto a otros ámbitos ciudadanos menos contestatarios, ni que decir tiene que están pasando por una etapa de crisis profunda. Otro ejemplo: recoger basura en el río tiene el beneplácito social y mediático mientras que, la denuncia de las políticas medioambientales locales no. Es decir, nada de cuestionar las políticas educativas para evitar "manchar" y sí a las medidas paliativas y nada resolutorias a medio y largo plazo que consisten en recoger la "mierda" del cauce.


Ahora bien, descendiendo al asociacionismo ambiental de corte ciclista, la situación es intermedia.  En Salamanca contamos con un club cicloexcursionista que no termina de plantear soluciones a los conflictos de movilidad urbana, evitando en la medida de lo posible la incomodidad que sugiere hacerlas públicas o hacerse eco de las mismas. Y, en segundo lugar, otra asociación de ciclismo urbano que a pesar de elaborar propuestas asertivas y adaptadas incluso al fragmentado pensamiento político local, sigue aparentemente padeciendo el silencio de algunos medios de prensa locales.  Todas ellas, en cualquier caso, aportan regularmente su visión de la realidad urbana, unas veces desde la denuncia, y otras desde la propuesta o acompañamiento de los eventos institucionales.  En algunos casos se hacen realidad y, en otros, ante la desafección de unos y otros, quedan en saco roto.  Pero en cualquier caso, parecen ser uno de los mejores indicadores -al igual que pasa con otras muchas asociaciones- del marasmo político y social.

Queremos aquí plantear 3 medidas o acciones que, sin saber si se han propuesto ya o no desde los colectivos ciclistas, pueden contribuir a la promoción de la bicicleta en nuestra ciudad. Se trata de 3 medidas muy fáciles de llevar a acabo y que seguro reportan fama y prestigio a la ciudad de Salamanca y, mejor aún, a sus gobernantes.  Sobra comentar que muchas de las iniciativas propuestas por los colectivos de base terminan firmadas por las instituciones, obviando el reconocimiento y prestigio que tal vez necesitarían recuperar públicamente muchas de estas organizaciones.

PROPUESTA 1: Colocación de un inflador de ruedas público en algún punto de la red de itinerarios ciclistas de la ciudad de Salamanca para que la ciudadanía pueda inflar gratuitamente las ruedas de las bicicletas en cualquier momento. 

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Inflador público para bicicletas colocado junto a una aparcamiento de bicicletas en la ciudad de Malmo (Suecia). Se ha comprobado que este tipo de servicios facilitan el transporte en bici y contribuyen a una buena imagen de las instituciones.

PROPUESTA 2: Un contador público del número de ciclistas que pasan por un determinado lugar y que bien podría impulsar el transporte en bicicleta. Por su puesto, también contribuiría a ilusionar a un gran número de ciudadanos con respecto a sus gobernantes políticos al verse respaldados y valorados.

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Contador de usuarios ciclistas en la ciudad de Copenhagen. Sin duda un aliciente para ciclistas urbanos y también una herramienta muy eficaz no solo para crear una buena imagen, sino también para conocer el estado de la cuestión. Fuente: Comité de Bici Urbana Guardabarros

PROPUESTA 3: Creación de un registro municipal de bicicletas. Estos registros no solucionan el robo de bicicleta pero sí disminuyen el número de robos y además, facilitan la recuperación de las bicicletas por muy lejos que estén.  Recordemos que una de las razones que más disuade a ciclistas neófitos a la hora de utilizar la bicicleta, es el miedo al robo. Estos sistemas son cada vez más habituales en otras ciudades y, en el caso de los ayuntamientos, respaldan a los ciudadanos que utilizan la bicicleta y a los potencialmente ciclistas.

Estas son tres medidas prociclistas fáciles, poco costosas y muy rentables social y políticamente.  Pero sobre todo, insistimos de elevada rentabilidad política.  El político pensará, ya... ¿y si sufren vandalismo y dejan de funcionar?  Pues se arreglan y punto.  Igual que con los adoquines de las calles peatonales.  Pero mejor aún, el ciclista convencido dirá ¡qué bien que la tenía floja de aire y la he hinchado esta tarde según salía de casa!, a lo que podría responder otro amigo no convencido: pero....¡una bomba pública para bicis! ¿dónde dices que está? 

No obstante, no nos resulta extraño que no haya aún indicios por parte del ayuntamiento de Salamanca de poner en macha medidas como estas.  Están inmersos en sostener el sistema de préstamo de bicicletas, en el que han invertido mucho dinero y que resulta ser una de las prioridades "empresariales" y dogmas de la "movilidad sostenible" municipal.  Lo que no saben es que con estas tres medidas no solo se incentiva su "sistema querido", sino que también se incentiva el uso de la bicicleta privada. Lo que tampoco saben es que con estos pequeños detalles se dilucida mucho mejor la tremenda incertidumbre social frente a la incorporación de la bicicleta en la ciudad.  Se trata de una alternativa viable y que complementa las políticas de obra civil que venimos padeciendo a golpe de talonario y que siguen segregando a los salmantinos que van en bici a lo largo de carriles exclusivos y periféricos que, en unos casos, invaden los espacios peatonales y, en otros, menosprecian la ciclabilidad de toda la ciudad.  Si la velocidad del tráfico fuera menor y más racional, todos podríamos circular por las calles conviviendo con los coches.  

Con estas y otras medidas se redundaría asimismo en sensibilizar a los "cochistas" que no quieren ver delante de su morro a una persona montada en bicicleta; o a los que no aún no montan en bicicleta por cuestiones de status, edad o herencias victorianas.

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